En junio de 1995, Panamá marcó un hito al promulgar la Ley No. 25 que regula las Fundaciones de Interés Privado, una figura jurídica inspirada en el modelo de Liechtenstein, pero adaptada a las necesidades globales. Treinta años después, esta herramienta legal no solo ha demostrado su solidez y versatilidad, sino que también ha reafirmado la capacidad de nuestra jurisdicción para innovar con visión estratégica en el ámbito de la planificación patrimonial internacional. Durante las décadas de los 70 y 80, Panamá ya destacaba como un centro financiero y legal gracias a su eficiente legislación corporativa, en particular por el uso generalizado de las sociedades anónimas. Sin embargo, la comunidad jurídica panameña, con una clara mirada hacia el futuro, identificó una carencia: la falta de un instrumento legal que permitiera a familias y empresarios organizar, proteger y transmitir su patrimonio con flexibilidad y seguridad jurídica. Fue así como un grupo visionario de abogados panameños comenzó a estudiar el modelo de fundación de Liechtenstein, una estructura híbrida, que combina elementos del trust anglosajón con la persona jurídica del derecho continental, diseñada específicamente para la preservación del patrimonio y su transmisión intergeneracional. Esta figura ofrecía beneficios que los trusts tradicionales no podían ofrecer en jurisdicciones civiles, como una estructura más formal, con personalidad jurídica propia y regulada por ley.
Más allá del negocio: una visión de legado
La adopción de la figura de la fundación de interés privado fue mucho más que un ejercicio de importación legislativa. No fue una mera réplica del modelo europeo, sino la expresión de una evolución en la visión jurídica panameña: pasar de una lógica meramente comercial a una lógica patrimonial y familiar. Durante estas tres décadas las fundaciones de interés privado han permitido a familias, empresarios y clientes internacionales estructurar su legado de forma más humanizada, considerando sus valores, sus deseos de continuidad y la protección de seres queridos. Panamá introdujo elementos de flexibilidad, confidencialidad y simplicidad operativa que la hicieron especialmente atractiva para clientes de América Latina, Europa y otras regiones, convirtiendo a nuestro país en una de las principales jurisdicciones en materia de planificación patrimonial.
Un impacto que trasciende
Las fundaciones de interés privado panameñas siguen siendo un pilar de la oferta legal y fiduciaria del país. Su uso se ha trascendido desde la conservación de activos hasta la planificación sucesoria, la gestión de obras filantrópicas y la protección de activos frente a riesgos legales o geopolíticos. Este aniversario no solo nos invita a celebrar una legislación de vanguardia, sino también a reflexionar sobre la responsabilidad de seguir innovando y desarrollando estructuras legales modernas, éticas y transparentes que respondan a los desafíos de las nuevas generaciones en un mundo cada vez más complejo y exigente.
ES 
EN